La frustración de los productores de la Unión Europea es más que palpable en los últimos tiempos, tal y como demuestra la multitud de tractores que se han lanzado a la calle para bloquear las carreteras en toda Europa. En Francia se ha llegado a verter estiércol delante de los edificios gubernamentales. En el epicentro de estas protestas se encuentran los productores que, a pesar de ser quienes cultivan los alimentos que consumimos, se enfrentan a normativas del sector, tanto actuales como futuras, que apenas pueden cumplir.
Requisitos normativos
La Comisión Europea ha puesto en marcha el Pacto Verde Europeo, que pretende convertir a Europa en el primer continente neutro en carbono. Las normativas que se adopten afectarán a todos los grandes sectores, incluida la agricultura. En el ámbito de la agricultura se está estableciendo la estrategia «De la Granja a la Mesa», uno de cuyos principales puntos será el uso de productos para el tratamiento de cultivos, como los fertilizantes, los plaguicidas y los herbicidas. El motivo, claro está, es que estos productos tienen algunos efectos colaterales no deseados en el medioambiente y el planeta. En general, estos productos también ayudan a mantener bajo el coste de los alimentos, ya que las explotaciones pueden evitar la pérdida de cultivos y mejorar así el rendimiento. Y eso genera polémica. Todos los productos fitosanitarios tienen normas de aplicación estrictas de las que hablaremos más adelante, por lo que cumplir las normativas vigentes puede suponer ya una carga para la explotación.
A día de hoy, no existen limitaciones adicionales al uso de estos productos. No obstante, el mensaje es claro: todos los productores deben informar periódicamente de los productos que utilizan y cabe esperar restricciones más estrictas en el futuro. No cabe duda de que los productores ya no pueden tomar las decisiones que quieran respecto a sus propios campos. En el futuro, tendrán que acostumbrarse a aplicar productos químicos respetando los principios de la Gestión Integrada de Plagas (GIP), que se han elaborado con el fin de minimizar su uso. El propósito de la GIP es que los productos fitosanitarios solo se utilicen como último recurso y documentando la causa correspondiente (una plaga, una enfermedad, etc.) que justifique su uso.
Además de dejar constancia de que tienen en cuenta los principios de la GIP al tomar decisiones, los productores deben llevar un registro actualizado de todos los productos químicos que guardan en su explotación.
Como mínimo, las explotaciones deben contar con lo siguiente:
- Documentación sobre las plagas y enfermedades para cumplir la GIP.
- Registros sobre el uso de los productos para cumplir las normas vigentes y los requisitos de las licencias de los productos químicos.
- Un registro de los niveles de stock de los productos de conformidad con las normas nacionales.
Estas tres fuentes de datos por sí solas pueden resultar abrumadoras para una explotación agrícola, por no hablar del volumen de documentación exigida para el uso de maquinaria pesada, la seguridad de los trabajadores y las prácticas ganaderas.
¿Quién decide cómo se pueden usar los plaguicidas?
Cuando un producto químico llega a una explotación, ya hay muchos agentes que han aportado datos importantes sobre su uso:
- Las empresas agroquímicas: proporcionan las etiquetas de los productos, incluidas las instrucciones sobre salud y seguridad, y las mezclas del tanque a modo de indicación.
- Las autoridades gubernamentales responsables de la alimentación: establecen los requisitos respecto a la aplicación, incluidos la finalidad, los cultivos y las cantidades.
- Agrónomos: recomiendan los productos que deben utilizarse en función de lo que necesitan los cultivos de cada zona.
Es importante diferenciar estas funciones y llevar un registro de quién es el responsable de cada tema. En un mundo perfecto, existiría una base de datos libre con esa información, pero, por desgracia, no es así.
Actualmente, las bases de datos las crean las autoridades gubernamentales y nunca cogen ideas de las otras, porque todas creen que la suya es la mejor. El equipo de Farmable participó en la conferencia Inspire en noviembre del año pasado y animó a la Comisión Europea a estandarizar su trabajo y la documentación de estos productos en toda la UE. Esto supondría una enorme ayuda para todos los software de SGA y garantizaría una documentación homogénea sobre el uso de los productos en todas las explotaciones de la Unión Europea. De este modo, las explotaciones agrícolas podrían elegir fácilmente cualquier SGA y generar informes estandarizados sobre el uso de los productos que las autoridades públicas de todos los niveles podrían analizar fácilmente.
El medioambiente frente al suministro de alimentos
Si hay algo que les preocupe más a los productores que el tema de la documentación es el hecho de que, en los últimos años, cada vez se han prohibido más productos químicos. Las autoridades contraponen dos necesidades: por una parte, el trabajo de los productores tiene un efecto positivo en la salud de las plantas, lo cual es fundamental para el suministro de alimentos; por otra, tiene repercusiones negativas en el medioambiente. En el actual escenario político, los argumentos ecologistas tienden a ganar, incluso cuando se contraponen a la seguridad alimentaria. Si añadimos la realidad económica actual que supone gestionar una explotación, los productores no tardarán en verse presionados por nuevas restricciones que, en última instancia, repercutirán en sus beneficios.
Disponer de datos más precisos puede ayudar a que esta postura se reconsidere.
Con Farmable, el cumplimiento normativo de los productos es muy sencillo
Cuando concebimos Farmable, lo hicimos pensando en los procesos de trabajo de la pulverización y la fertilización. Además de la gestión de la mano de obra, estos son los procesos de trabajo más importantes de una explotación que hay que documentar correctamente porque, cuando se gestionan bien, repercuten en mayor medida en las personas, los beneficios y el medioambiente.
Un producto químico tiene por naturaleza muchos atributos que deben gestionarse para cumplir la normativa, desde las dosis máximas de aplicación y los volúmenes máximos anuales hasta los días mínimos que deben transcurrir entre la aplicación y la cosecha. En Farmable, ayudamos a los gerentes de las explotaciones a gestionar cada uno de estos atributos y, en última instancia, facilitamos el cumplimiento de la normativa. Si el productor o el asesor de la explotación va a incumplir alguno de estos requisitos, recibirá un mensaje de advertencia. El uso de los productos se registra automáticamente en función de las tareas de pulverización y fertilización completadas, por lo que el registro de pulverización está siempre al día. Nuestro objetivo es que la gestión de los numerosos atributos de los productos químicos sea lo más fácil y asequible posible para que todas las explotaciones puedan cumplir las normativas agroquímicas de forma eficaz.
En segundo lugar, para gestionar el inventario de productos en las explotaciones agrícolas, hemos automatizado gran parte del trabajo de administración en nuestro último módulo, el Módulo Inventario de Productos. Con esta herramienta, tu explotación podrá llevar un seguimiento de los costes del inventario de los productos y del coste de los productos utilizados por campo. Para cumplir con los requisitos normativos, también podrás acceder a una lista del inventario de los productos que se actualiza continuamente, por lo que siempre sabrás lo que hay en stock a la hora de planificar tareas o prepararte para una auditoría.
El proceso es muy sencillo:
- Registras las compras de los productos en la aplicación de Farmable.
- Los volúmenes de los productos se restan automáticamente cuando se completan las tareas asociadas.
- Se hacen recuentos cuando es necesario y se actualizan fácilmente los niveles de inventario desde la aplicación de Farmable.
En cualquier momento, podrás acceder fácilmente a tu inventario de productos o al cálculo del coste de los productos desde el móvil o el ordenador. Añadir el Módulo Inventario de Productos a tu cuenta Farmable te costará 129 euros al año, pero sin duda te ahorrará horas de frustración a la hora de conciliar el stock de los productos químicos.
Mejores datos, mejores políticas
¿Por qué hablamos de esto? Porque los productores no pueden luchar contra los cambios normativos que están en marcha. Hay demasiada presión, y la idea de documentar qué productos químicos se utilizan en la naturaleza o en los alimentos que consumimos no es descabellada.
Tomarse en serio la documentación sentará una mejor base para la toma de decisiones a la hora de que las autoridades gubernamentales aprueben nuevos productos químicos. Esto podría reconducir el debate hacia los productos químicos que realmente pueden tener un efecto significativo en los cultivos, en lugar de centrarse unilateralmente en el daño que causan al medioambiente, tal y como ocurre ahora.
Por tanto, aunque el bloqueo de las autopistas llamará la atención a corto plazo, la estrategia a largo plazo requiere que las explotaciones recopilen, organicen y compartan sus datos. Todo el mundo está de acuerdo en que los productores merecen participar en la elaboración de las políticas agrícolas. Pero, para que se les escuche de verdad, las explotaciones tendrán que homogeneizar sus datos sobre el uso de los productos y presentar información homogénea y contrastada sobre la utilidad de los productos químicos a lo largo del tiempo. Aunque pueda parecer tedioso, existen buenas herramientas para facilitar esta labor. El premio por hacerlo bien va mucho más allá de la aprobación de los informes de cumplimiento, ya que puede dar a Europa una gran oportunidad de asegurar tanto su propio suministro de alimentos como un continente neutro en carbono.